Cuando hablé por primera vez con mis amigos de que me iba a dedicar al coaching ejecutivo, me dijeron que viniendo de las ventas y el marketing, no me veían dando clases a señores ejecutivos con traje.
La verdad es que me hizo bastante gracia, y no les culpo de que llegasen a esa conclusión. El nombre coach ejecutivo o executive coach suena un poco intimidante y se asocia con el mundo corporativo, donde pueden venirnos a la cabeza imágenes cliché de ejecutivos trajeados y salas de juntas de madera oscura que vemos en las películas.
Sin embargo, esta disciplina, es mucho más que esto, y se enfoca precisamente en dejar de esteriotipar el mundo corporativo, un mundo que está en constante cambio.
En cada vez más empresas, la vestimenta de los trabajadores no es tan formal y los espacios de oficina son diáfanos, abiertos y tienen mobiliarios más minimalistas.
Y sí, un coach ejecutivo o empresarial, se encarga de sumarse a la cultura del constante cambio. Su objetivo es apoyar en el desarrollo profesional y personal de los líderes, ejecutivos en el ámbito empresarial, pero también ayuda a los equipos a alcanzar su máximo potencial, ya sea en términos de liderazgo, gestión del tiempo, habilidades de comunicación, toma de decisiones o cualquier otra área relevante para su desempeño laboral.
Es decir, el objetivo es dar ese espacio al desarrollo personal también en las organizaciones, enfocándonos apoyar a cada persona que aspire a mejorar su rendimiento y su trayectoria profesional, independientemente de su género, su vestimenta o su posición dentro de la empresa.
De hecho, el coaching ejecutivo puede ser beneficioso para una amplia gama de profesionales, desde emprendedores y pequeños empresarios hasta altos ejecutivos de corporaciones multinacionales. Lo importante no es el aspecto externo, sino el compromiso y la disposición a crecer y mejorar como líderes.
En mi experiencia, he tenido el privilegio de trabajar con personas de diferentes edades, sectores y con diversos niveles de experiencia. Y lo que he encontrado es que la mayoría comparten un deseo común: alcanzar sus metas profesionales y personales.
Pero, ¿por qué en mi caso me enfoco en ayudar a mujeres en empresa?
Porque por mi propia experiencia, y la de las mujeres que me rodean y me han rodeado durante años, sé a ciencia cierta que nos presionamos a veces más que nuestros propios managers, porque vivimos en un bucle constante de autoexigencia mezclada con culpabilidad cuando nos equivocamos, porque somos capaces de no aplicar a un puesto de responsabilidad que nos ofrece nuestra empresa sólo porque hay un programa que aparece en los requisitos que no conocemos muy bien o porque nunca hemos liderado un equipo y ¡ay!, ¿dónde voy yo?
Así que, aunque pueda parecer que el coaching ejecutivo está reservado para una élite empresarial masculina con corbata y olor a naftalina, en realidad es una herramienta poderosa y accesible para cualquier persona que esté dispuesta a invertir en su desarrollo y crecimiento.
Y no, no se trata solo de mejorar las habilidades técnicas o de liderazgo, también de explorar aspectos más profundos de la persona, como sus valores, creencias y motivaciones. Este enfoque holístico permite un crecimiento integral que se refleja tanto en el ámbito profesional como en el personal.
Y por fin, cada vez más empresas han sido capaces de darse cuenta de que los trabajadores son mucho más eficientes cuando están más felices, cuando se les valora, cuando se les permite crecer dentro de la empresa y no sólo a nivel profesional, porque el crecimiento profesional y personal deberían ir siempre de la mano.
El coaching ejecutivo también ha evolucionado para abordar temas tan actuales como el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, la gestión del estrés y la adaptabilidad a entornos laborales cambiantes. Así, los profesionales de todas las edades y niveles jerárquicos tienen el apoyo de los coaches para enfrentar los desafíos modernos y desarrollar habilidades que no solo mejoren su desempeño laboral, sino que también contribuyan a su bienestar general.
En resumen, el coaching ejecutivo es para cualquier persona que busque crecer, aprender y mejorar, independientemente de su apariencia externa o posición en la jerarquía empresarial.
Me encanta saber que como executive coach, estoy ayudando a romper con los estigmas asociados con la imagen tradicional del «señor con traje y corbata», se abre la puerta a un mundo de muchas más mujeres ejecutivas y empresarias, que puedan tener las mismas oportunidades para el desarrollo personal y profesional, haciendo del coaching ejecutivo una herramienta valiosa y accesible para todos.